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sábado, 4 de diciembre de 2010

Comentario sobre una ¿amenaza?






Confieso que me había olvidado completamente de Marco Albornoz. No es alguien a quien considere valga la pena pensar en él. Pero ayer, por la noche, fui agredido por un grupo de chavos supuestamente “bebidos”, cerca ya de llegar a mi domicilio. Eran un grupo de seis y, al parecer, habían salido de un billar que está en la calle por la que siempre paso para llegar a casa (y con cuyos parroquianos nunca había tenido conflicto alguno antes). Iba yo transitando, completamente abstraído en mis pensamientos, cuando al pasar junto a mí comenzaron a gritarme insultos, sin que mediara motivo.

Había otras personas en la calle, incluido un tipo de gorra, barba y lentes, que me llamó la atención pues parecía observar cómo reaccionaría yo. Fue una cuestión de segundos para que pasara por mi mente el siguiente encabezado en la nota roja: “Hombre muerto en riña callejera. Se hace de palabras y entre seis lo matan. Uno lo acuchilla por la espalda”.Y también pensé: provocación, Vicente Capello, Cisen, anonimos,"Laura H S"...

Porque de entre todas las personas que estaban en esa calle yo fui, quién sabe por qué, el único al que agredieron. Al igual que, quién sabe por qué, hay quienes obsesivamente monitorean lo que sobre mí aparece, dándole un sentido a su vida al estar pendientes de lo que hago.

Aparenté entonces seguir mi camino, mientras el grupo de cobardes tomaba rumbo a unas paradas de transporte público que hay cerca, pero pasados unos minutos fui tras ellos. Desafortunadamente ya les había perdido la pista. Incluso terminé pasando junto a un par de policías que estaban platicando, muy quitados de la pena. Bien sabía yo que podía darse un asesinato a unos metros de ellos y no se darían cuenta. O no querrían darse cuenta. Volví a tomar entonces mi camino.

Me recordó algo parecido que sucedió ya hace tiempo,que denuncié en el noticiario radiofónico Monitor, que entonces existía. Resulta que se hace referencia a este hecho en el último anonimo que se me envió, como anunciándome lo que iba a pasar ahora.

Quiere decir que esta gente revisa incluso hasta lo que haya aparecido acerca de mí, antes de que yo comenzara a publicar mis textos. Tanta infraestructura confirma que no se trata de un particular, sino del Cisen y similares. No deja de ser halagador, la verdad. Pero por eso, de momento no me interesa ingresar a Facebook. ¿Para qué facilitarles el trabajo a gentuza como ésta? Por lo menos que desquiten el sueldo.

Como se sabe, en los últimos tiempos en México se ha incrementado enormemente la acción de la delincuencia. Esto permite que los gobiernos federal, estatales y del Distrito Federal responsabilicen completamente de la violencia a los delincuentes. Como algo ajeno, algo que están combatiendo eficazmente y por tanto no tienen verdadera responsabilidad cuando un delito se comete, pues es imposible eliminar al 100% todos ellos. Si por pura casualidad el delito alcanza a quien ha denunciado públicamente lo que yo he denunciado, resultaría ser eso sólo una lamentable coincidencia.

Entonces como ya “no hay” censura gubernamental, los que silencian a los periodistas y, en general, a quienes denuncian cualquier irregularidad e ilícitos, son exclusivamente los delincuentes. O ni siquiera eso. Un lamentable asalto, un accidente, un rayo que cae precisamente sobre alguien, fenomenos de la naturaleza.

Aquí se hubiera tratado de un simple problema entre particulares que, como habría sido lo más probable si yo hubiera caído en la provocación que cuento, lamentablemente daba como resultado una situación fuera de control: un grupo de chavitos irresponsables pero no malintencionados ni previamente aleccionados, algo bebidos la noche de un viernes, se les ocurre la “puntada” de insultar “nomás porque sí” a alguien cualquiera que pasa junto a ellos. El agredido les responde; ellos, encolerizados, “irreflexivos como son todos los jóvenes” y sin medir consecuencias ni parecerles cobarde pelear seis contra uno lo atacan entre todos. Uno de ellos saca un cuchillo o le da por la espalda, cuando el hombre está descuidado mirando a los otros cinco, un golpe fuertísimo. Los chavos corren y no se atrapa a ninguno de ellos. Todos los testigos coinciden. El hombre se lo buscó: lo inteligente habría sido no hacer caso. El hombre hubiera sido yo. Colorín colorado, una de tantas historias de la delincuencia o de jovenes impulsivos en la Ciudad de México que termina mal.




Hace poco Julián Andrade Jardí, columnista del periódico La Razón, a quien conozco pero hace mucho tiempo no tengo contacto con él, escribió alabando al actual procurador del Distrito Federal (el mismo cuya dependencia entregó niños relacionados con averiguaciones previas a Casitas del Sur y dejó salir del país al futbolista Salvador Cabañas sin que hubiera declarado ante el Ministerio Público pero sí ante la televisión) por atreverse a cerrar el caso de Digna Ochoa. Después de 9 años de su muerte ya podía cerrarse el caso: la mujer se suicidó, no fue asesinada.




Yo quisiera decirle públicamente a Julián, con todo respeto, que en el periódico Milenio Diario, en el que él colaboró un tiempo, José Luis Martínez S., como pude verse en este mismo blog, censuró mi denuncia contra Rosa Beltrán por haber esta señora inventado una crónica que el periódico publicó como real y cierta -algo que, por ejemplo, en Estados Unidos, en donde Beltrán estudió su doctorado, habría implicado un escándalo del tamaño del de Jayson Blair-. El señor Martínez es el mismo señor que se pretende seguidor de la "vieja guardia" del periodismo nacional. Pues debería tomar ejemplo de lo bueno y no de lo malo de aquéllos.





Bueno, pues en Milenio se publicó hace unos años, en primera plana, precisamente que Digna Ochoa se había suicidado y tenía problemas psicológicos.




¿En qué se basaba esta afirmación presentada como información "dura"? Pues en “análisis” realizados por la comunidad de “inteligencia”, lo que gente anónima afirmaba haber “analizado” post mortem de la personalidad de ella. Esta “opinión experta” encontraba, entre otros problemas psicológicos de la fallecida, tendencias lesbianas. ¿Los elementos para probar estas tendencias lesbianas? Que Digna Ochoa no utilizaba vestidos con escote y en cambio usaba unos zapatos grandes y toscos. Esto fue publicado como información seria por Milenio Diario, bajo la firma de Lemic Madrid. Curiosamente en línea no se puede encontrar esto que fue publicado entonces y en cambio ahora lo que hay es una nota reciente, bastante respetuosa, implícitamente contradiciendo lo publicado hace años.

Como ya he mostrado con Elena Garro, es muy fácil, en la prensa mexicana que tenemos, el desacreditar post mortem a alguien. El paso del tiempo, las mentiras a modo y la desinformación generalmente desgastan, borran, cualquier cuestionamiento o duda.

Por eso, Julián, es tan poco creíble una versión como la otra.

Pero volvamos con Marco Albornoz. Los insultos y acusaciones que lanzó en mi contra se le revirtieron, exhibiéndose él solo como mentiroso, hipócrita y con un racismo latente. Y resulta que él mismo dejó bien claro que no merecía que yo les diera respuesta, pues terminó borrando lo que él mismo publicó en la dirección http://losperrosprimero.com.ar/perfiles/fasci-nacion/

Como en el caso del "ciudadano chileno" José (a) "Jota" Linderos, guardé lo publicado en mi contra y que el propio Marco Albornoz terminó borrando. Es el cache de la página original.

Aunque afirmó que "he leído perfiles tuyos de gente muy allegada a vos, muy próxima, mails y declaraciones que hacen de vos todo un personaje" no se animó a publicar esas mentiras, a pesar de que expresamente se lo autoricé.

No habría nada más que agregar si no fuera porque él lanzó una afirmación que, a la vista de lo recién sucedido, pudiera leerse de manera mucho más grave y seria y que no puedo ignorar. Albornoz escribió acerca de que yo, Tomoo Terada, “acabara solo” como el “actor de Kung Fu”.




El “actor de Kung Fu”, David Carradine (quien por cierto nada tenía de asiático y era hijo de John Carradine, un conocido actor de Hollywood) no "acabó solo", pues en el momento de su muerte estaba casado. Lo que sucedió con él es que que "murió solo". Y es entonces que lo publicado y después borrado por Marco Albornoz adquiere una connotación siniestra.

Si Marco Albornoz se prestó a que a través de su interpósita persona se me enviara veladamente una amenaza de muerte, entonces sí tengo que dirigirme pública y directamente a él y decirle que se puede ir mucho a chingar a la puta que lo parió, esto, junto con quienes lo manipularon desde México.

Y si no es así, si no ha descendido a ese nivel de bajeza despreciable, entonces lo invito a hacer lo siguiente si no quiere creerme que hay algo turbio con “Laura H S”. Que le pida a su nueva “amiga” que le proporcione su domicilio en México para que él pueda enviarle una carta por correo certificado. Y además que “ella” le cuente de algún logro profesional públicamente reconocido y comprobable.




Le aseguro que se va a encontrar con una desagradable sorpresa (si no se la ha encontrado ya) a pesar de la gran “simpatía mutua” que se ha desarrollado entre “ella” y él. Ni en México ni en la Argentina el dedicarse al envío de anonimos y otras labores sucias es una labor socialmente reconocida. Y nadie lo puede considerar como un logro.

Si vuelvo a ser provocado, en donde sea, ya veré lo que hago, en ese mismo momento. Pero antes tenía que hacer públicos estos hechos.

Por cierto, por pura casualidad hace poco había solicitado una cita con la actual directora del Archivo General de la Nación, para hablar sobre los ya famosos archivos. Preferí entonces no perder esa cita por ensarzarme en un pleito callejero "espontáneo" con seis jovenes "atolondrados".

También me enteré de que Vicente Capello murió el año pasado, de un infarto.


Postdata:

Se confirma todo lo anterior. Recibí un nuevo anonimo, pero esta vez incluso resultó divertido. Porque ahora hubo ya hasta "cambio de sexo" del "remitente". Esta gente, sin querer, a veces es graciosa.


Postdata 1:

Un anonimo más, pero en este se muestran bastante molestos. Dí en el clavo, les toqué en donde les duele. Ah, la envidia y la frustración de no tener logros propios. Pobre diablo de Marco Albornoz, acordó desaparecer su sitio "comprometido" con la defensa animal antes que dejar huella de la intervención de "Laura H S", villana salida de "Terminator 2" (adopta multiples formas). De todos modos allá en la Argentina los otros activistas animalistas fueron testigos y lo estarán cuestionando.

De todos modos la huella de "Laura" aparece aquí, en esta página de Facebook, de la que ya he guardado copia, por si "casualmente" luego desaparece.

Como a los lectores sin duda les empezará a resultar aburrido que haga referencia a estos anónimos que gente pagada envía, a partir de ahora me limitaré a irlos comentando en esta entrada. Las frustraciones y envidias que expresan dejan claro que, finalmente, son expresión no sólo de las "ordenes de arriba", sino de la obsesión que algunas personas tienen conmigo, entre ellas Rosa Beltrán, según confesión propia del "remitente".


Postdata2:
Recibí un anónimo del cual no tengo duda alguna de que es enviado por quienes alguna vez se hicieron llamar "Laura H S". Monitorear todos los diarios, a principios de año, para localizar una noticia que creen equivocadamente que será insultante para mí, confirma lo que ya he señalado antes: demasiada infraestructura para tratarse de un simple individuo molesto conmigo. Y en realidad, el que esta clase de gente esté tan molesta conmigo me confirma que estoy en el camino correcto.

Esta vez decido publicarlo porque permite hacer algunos comentarios pertinentes, a pesar de la evidente falta de inteligencia de quienes lo remiten, que por esta ocasión no se disfrazaron de mujer, algo sobre lo que comentaré a continuación.

Escribe Javier García Galiano en su columna de "El universal": "Mi tio, el poeta Enrique de Rivas me cuenta que la tumba de Maria Zambrano solía ser visitada por gatos innumerables. La desaparición de esos gatos coincidió con la proliferación de restaurantes chinos en esa ciudad"..¡Pero qué racismo! ¿En donde leído eso antes? ¿porque acusar a chinos y otros orientales de semejante vileza? jaja
Hace tiempo fueron exhibidas algunas muy buenas fotografias de chinos y coreanos cocinando manjares con carne de perro y gato..la anatomia del cadaver no dejaba lugar a dudas... Esta web(pincheschinos.blogspot.com) dejó de ser actualizada ¡lástima! algunas cosas mostradas ahi no tenian desperdicio. Más aún, el poseedor de ese blog confesó en alguna ocasión su cruzada para boicotear en Monterrey los restaurantes y comercios de Chinos, sugiriendo a los posibles clientes que no consumieran ni compraran nada en esos negocios con el argumento de los "exóticos" gustos de los orientales. ¡Qué pena no tener la referencia exacta del post donde se encontraban dichas fotos! ¡Eran tan nítidas! ja ja.


El texto del escritor Javier García Galiano se llama María y los gatos, y es un emocionado recuerdo de la filosofa española María Zambrano. Es extraño y una lástima que, a diferencia de otras columnas suyas, en este caso no se hayan abierto los comentarios. Le habría reenviado a Javier este anónimo preguntándole su posición al respecto. ¿O será acaso que medios como El Universal ya están sobre aviso, después de la polémica sobre Primero el Mundial, de que gente como este remitente utilizan los espacios de comentarios para dar rienda suelta a su racismo, y simplemente quieren evitar eso?

Conocí a Javier García Galiano hace tiempo, y aunque sólo lo he visto una vez, puedo contar que conmigo fue alguien muy agradable y amistoso. Me consta entonces que no tiene sentimientos racistas hacia los asiáticos o cualquier otro grupo. Pienso que lo suyo se trató de una ironía fallida o de mal gusto, pero algo muy diferente a la mentira deliberada de Rosa Beltrán. En cuanto sea posible lo buscaré y conversaré al respecto con él. Por cierto, irónicamente hay que agradecer a este remitente, pues me ha hecho darme cuenta de que muchas personas, como es el caso de Javier García Galiano, no estarán enteradas de lo hecho por la sí racista Beltrán

Mi experiencia es que, en parte por el mismo silencio que los asiáticos se han impuesto para no quejarse del racismo de que son objeto, el resultado es que lo que sería considerado claramente insultante en el caso de judíos, negros, indígenas y otros grupos, en el caso de los asiáticos se da por normal.

En cuanto al sitio que menciona el remitente ya lo conocía. Sus creadores, que aparentemente dejaron abandonado el sitio, varias veces aseveran ahí que lo suyo no es racismo. Esto parecería ser cierto pues incluso mencionan la piratería china de productos japoneses. Pero lo que jamás queda claro es: ¿por qué es mala la piratería china y no la realizada por mexicanos? ¿Debería existir un sitio llamado pinchesmexicanos.blogspot.com denunciando la venta de películas y discos piratas, conocida por todos y realizada en forma pública y masiva?

Que criminales los hay de cualquier raza, sexo, clase social, orientación sexual, etcétera, debería de ser evidente. El problema es cuando se generaliza la conducta de uno o varios miembros de un grupo cualquiera para generalizar sobre ese grupo y condenar a todos sus miembros de antemano. Así como existe el sitio mencionado existe, por ejemplo, judiosenmexico.blogspot.com. Sus autores también son anónimos y sus señalamientos se parecen a los del primer sitio mencionado, pero cambiando de grupo a estigmatizar.

En cuanto al consumo de carne de perro y de gato por asiáticos habrá que ilustrar al remitente. En algunos países asiáticos se consume la carne de esos animales, muy lindos pero los cuales intrínsecamente no son diferentes de vacas, borregos, terneras, cerdos y otros animales también muy lindos y que hasta pueden tenerse como mascotas. Pero en la hipocresía de Occidente se procura omitir recordar que el origen de los deliciosos bifes, arracheras, manitas de puerco y otras delicias que se consuman masivamente tiene su origen en el sufrimiento animal. Por eso los únicos animalistas consecuentes son aquellos que practican el vegetarianismo.

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Me gusta la buena conversación, sea personal o en línea, pero borraré sin contemplaciones cualquier insulto. Cuando he criticado a alguien siempre he mostrado las razones para hacerlo. Y jamás me he ocultado en el anonimato, como hacen muchos en línea.