Jessica Oliva
Editora en Jefe de CinePremiere
Estimada Jessica Oliva:
Como anuncié te mando este correo público que es una crítica de la forma como la revista y específicamente tú como editora y autora de las dos notas que se comentan, manejó incorrectamente el asunto de la perversa invención y manipulado rumor, que por la forma como funcionan las redes sociales aún sigue circulando entre algunos, de que hubo una violación real de Marlon Brando a Maria Schneider en la “escena de la mantequilla” en El Último Tango en París.
En Twitter me mandaste dos capturas de pantalla de un mismo fragmento de tu primera nota en la que respecto a tuits de gente como Jessica Chastain, Eva Rachel Wood y Ava DuVernay escribiste que se referían a la ”violación que implica una penetración. Algo que la misma actriz (Schneider) dijo que no sucedió”. Comentaste que por lo menos tu primera nota era muy clara y no necesitaba aclaración.
Pero si esa nota es titulada de esta forma vas a perpetuar la confusión y no a aclararla:
ESCENA DE VIOLENCIA SEXUAL DE EL ÚLTIMO TANGO EN PARÍS FUE REAL
(Algo parecido sucedió con El País que anunció “La escena de violación más célebre del séptimo arte, la de El último tango en París fue real”, aunque leída con atención la propia nota desmentía el titular. Clickbait de ese diario. Pero debes leer cómo muchas y muchos maldijeron a Brando y Bertolucci, convencidos de que eran unos violadores, a partir de esa nota.)
Tan no quedó aclarada la confusión, ni siquiera para ti misma, que tal como te mostré tuviste una interacción con un lector en Twitter, quien daba por hecho que sí hubo una violación y mencionó como “casos similares” los de Rose McGowan y Shia LaBeouf. Le diste fav pero en ningún momento le aclaraste, como a mí, que tus notas no se mencionaba violación (de hecho sí lo hacen) y que entonces había un malentendido. A él no a mí le hubieras escrito que habías aclarado que no fue violación..
En tu primera nota, al no precisar que el video que se hizo circular fue titulado de forma sensacionalista y usado fuera de contexto para presentarlo como la “confesión” de Bernardo Bertolucci de que junto con Brando “conspiraron” para que éste último violara realmente a Schneider y filmar esa “violación real” se perdía de vista el motivo de la indignación que se dio en Hollywood.
Me parece que pesó mucho tu condición de mujer al momento de escribir las notas, algo absolutamente válido pero que, repito, no manejaste bien, y como te lo escribí antes respecto a tu entrevista a Scott Derrickson editorializaste en tu nota haciendo afirmaciones sin sustento y te erigiste en jueza de Bertolucci.
Afirmaste esto sobre él:
“Sus declaraciones, que prácticamente defienden la agresión y hasta el ultraje (para el cual no es necesario que haya una penetración) en aras del arte y de la autenticidad, ponen en evidencia una ceguera social muy particular hacia este tipo de temas: ¿por qué nos tomó tanto tiempo indignarnos por algo que sabíamos desde hace nueve años?”
Utilizaste palabras como “agresión” y “ultraje” (que por cierto es uno de los sínónimos posibles de violación y muchas mujeres en redes sociales, sinceramente indignadas algunas y buscadoras de “víctimas” políticamente rentables otras, señalaban que no se necesita penetración con el pene para que sea una violación) con mucha irresponsabilidad, contribuyendo a la confusión y no a aclarar las cosas.
También seguiste el planteamiento falso de Mariana Fonseca en The Independent (4 de diciembre) de que no se hizo caso de las declaraciones de Schneider en su entrevista de 2007 para el Daily Mail sino hasta que la entrevista a Bertolucci de 2013 “las confirmó”. Esa es otra mentira manipulada con el fin falsamente progresista de “probar” a partir de premisas falsas que no se hace caso a las declaraciones de una mujer sino hasta que las “confirma” un hombre. No “se hizo caso” en su momento a las declaraciones de Schneider porque poco o nada tenían de escandalosas y, por el contrario, son un desmentido claro a cualquier manipulada interpretación que se quiera hacer de las de Bertolucci como confesión de una “violación real”. Se provocó intencionalmente el escándalo de la “violación real” y entonces se revivió esa entrevista porque se trató de utilizarla contra Bertolucci tan sólo por su título: Me sentí violada por Brando.
Tan es así, Jessica, que tú como muchísimos más que la citaron obviaron o minimizaron cuidadosamente las partes “incómodas” de esa entrevista a Maria Schneider que no se ajustaban a la narrativa que se buscó imponer: que, al momento de realizarse la entrevista, ella ya podía ver la película y gustar de su trabajo en la cinta; que consideraba que su mejor experiencia al hacer la película fue su encuentro “con Marlon”; que fue amiga de Brando hasta la muerte de él, el mismo hombre al que menciona como quien se le ocurrió la escena polémica, la “violó” en pantalla (ojo, Brando, no Bertolucci), y quien no se disculpó ni la consoló después de filmada.
Pasando a tu segunda nota:
BERTOLUCCI RESPONDE A ACUSACIONES SOBRE VIOLACIÓN EN EL ÚLTIMO TANGO EN PARÍS
Vuelves a seguir aquí a Mariana Fonseca, quien, ante la propia declaración de Schneider de que no hubo violación, como esto no le era útil para su manipulada pseudoargumentación, pasa de esta a la violencia sexual en un salto conceptual que no explica como tampoco explica cómo sería aplicable la definición de violencia sexual de la Organización Mundial de la Salud que cita al caso de dos actores interpretando dos personajes en una escena de violación. Como ya no puede usar la palabra “violación” contra Bertolucci usa el término “violencia sexual” para decir lo mismo sin decir lo mismo.
Tú, por tu parte, enlazas a un documento en español, Informe sobre la Violencia y la Salud, de la misma organización también para definir la violencia sexual, pero le agregas de tu cosecha y tampoco explicas de qué forma sería aplicable al caso de Bertolucci, Brando y Schneider. (Por cierto en ese capítulo de violencia sexual se incluye un recuadro sobre “Violencia sexual contra los hombres y los niños”, tema del que poco se habla, y que también merecería comentario de CinePremiere a partir de la revelación de Tim Roth de que él fue violado).
Esto último es muy importante, Jessica, porque como te enteré en el artículo de Lindsay Soladz la siniestra organización anónima, dizque no lucrativa y pro derechos humanos, El Mundo de Alycia, que editó el video del escándalo de forma sensacionalista y aseveró como un hecho que era la confesión de Bertolucci de la violación real de Schneider ahora remite a tu segunda nota como su “justificación”. Como cobardes pretenden escudarse en que la Organización Mundial de la Salud, a través tuyo, avala lo que hicieron.
Tal vez hayas visto que Jessica Chastain en su cuenta de Twitter, ante las críticas por haber presentado como violación real la de Brando y Schneider, citó la definición de violación del Departamento de Justicia. Es el modo que encontró Chastain de buscar justificar lo que hizo. Eso mismo pretenden hacer en “Alycia”. Por eso he promovido la idea de que el Departamento de Justicia-el FBI realice una investigación formal para que nos dejemos de cuentos y haya una declaración oficial de si Brando violó o no a Schneider conforme las definiciones de violación de esas entidades, a las que ahora se acoge Chastain.
Apareces entonces como quien proporciona la coartada para que una organización anónima pueda difamar y provocar un linchamiento en redes, que en el caso de Bertolucci, quien está vivo a diferencia de Brando, provocó que un proveedor de streaming eliminara de su acervo El Último Tango en París; se escribieran peticiones para que se le quitaran sus reconocimientos; se le pusiera en peligro físico de ser agredido, él, que está en silla de ruedas; y, en general, que su carrera y prestigio logrado con grandes obras terminaran destruidos por la gentuza anónima falsamente justiciera de El Mundo de Alycia.
Así que hay mucho de discutible y mucho que discutir acerca de lo que publicaste. No me extiendo más de lo que he hecho, aunque queda mucho por tratar. Te pido públicamente reflexiones.
Atentamente.
Tomoo Terada
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