El asesinato de Conrado Hernández López

Me enteré hace un rato, escuchando el programa radiofónico de Jacobo Zabludovski, del cobarde asesinato del académico Conrado Hernández López, miembro del equipo editorial de la revista Metapolítica, en la cual he publicado algunas colaboraciones. Hernández López fue subdirector de la revista cuando el director era el fundador de la misma, César Cansino. Incluso recientemente estuve leyendo un libro suyo, acerca de Edmundo O´Gorman, pero nunca lo conocí personalmente.

En principio, parecería, con todo lo lamentable de su final, que se trató de un robo “común y corriente”: un ladrón buscó despojar a Hernández López del dinero que había sacado de un cajero automático, y le disparó por resistirse al asalto. (En la publicación original en este blog tuve una confusión, y como había escuchado que una de las calles en las que se desarrollaron los hechos era Versalles erróneamente señalé entonces que todo había sido en la Zona Rosa. No: fue en la Colonia Buenos Aires, entre Eje Central y Versalles.)



Sin embargo, el reportero que informaba a Zabludovski desde el lugar de los hechos, cuyo nombre no recuerdo, señaló que era extraño el que Hernández López hubiera recibido cuatro disparos. Un ladrón, al encontrar resistencia, simplemente dispara una vez y huye, comentaba. En este caso parece que ya había un auto esperando al asesino, quien lo abordó sin mayor problema.

No voy a entrar en especulaciones detectivescas o a reflexionar acerca de la inseguridad pública en la Ciudad de México. Me uno a la demanda que sin ninguna duda habrá por parte de los miembros de Metapolítica para que se investigue este crimen, en forma seria y transparente, por parte de la Procuraduría General del Justicia del Distrito Federal. Sabemos muy bien lo ineficaces y corruptas que son las instituciones de procuración de justicia en México, pero automarginarse de sus investigaciones, debido a la poca o nula confianza en su labor, a la larga resulta peor.

Mando mi pésame a la familia de Conrado Hernández López y a mis amigos de Metapolítica.