

Por casualidad me enteré de la muerte de Milorad Pavić, menos de 20 horas después de que la prensa la anunciara . Le escribí mi pésame a la viuda, con copia a sus editores de Sexto Piso, por si éstos no se habían enterado aún de lo ocurrido.

También escribí a la incansable y talentosa Dubravka Suznjevic, la traductora al español de la obra de Pavić y la de otros importantes escritores serbios, como Vasko Popa y Goran Petrović.

Siempre estaré orgulloso, como se lo dije a alguien, de que Pavić, quien nada tenía que ver con el medio literario mexicano, haya escogido en un concurso literario un texto mío.

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