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viernes, 3 de agosto de 2007

El texto publicado en el número 9 de la revista Replicante

Elena Garro y la guerra de las verdades

Tomoo Terada

A Verónica Ortiz Lawrenz y a Arely Sherice (Arex!)



El teléfono llamó con timbrazos agudos. Descolgó la bocina con avidez y alivio.
-¿Bueno?
-¡Cabrón!... ¡hijo de la chingada! ¡Te vamos a joder!
-¿Quién habla?... –preguntó sin esperanzas de que se identificara su interlocutor.
-¡Tu puta madre! –contestó la voz y cortó la comunicación.
Elena Garro. Y Matarazo no llamó…



Se equivoca, en forma rotunda, Christopher Domínguez (“El verdadero asesinato de Garro”, Letras Libres, octubre 2006), al afirmar que la desclasificación de los documentos que muestran que la escritora Elena Garro era informante del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz “permite terminar de escribir todo un capítulo de la historia política de la literatura mexicana”.
Al contrario, las preguntas apenas comienzan. Porque la realidad es que esos documentos no demuestran que Elena Garro haya sido espía; al contrario, lo que prueban es que el gobierno de Díaz Ordaz la consideraba políticamente importante y la vigilaba, principalmente en su relación política con Carlos Madrazo. Las supuestas pruebas de su actividad como espía, que ahora, años después, llegan hasta nosotros, probarían no una actividad delatora de su parte, sino un acoso a su persona.
Esto también desmiente a quienes han sostenido que sólo era una “loca”.
Antes de proseguir, debo hacer algunas aclaraciones, que son pertinentes debido a las miserias mezquinas que pueblan la República de las Letras mexicana.

La Plaza y el Lecho

Como se sabe, las desdichas de Garro se debieron a su práctica muerte civil después de haber denunciado en la prensa nacional, a los pocos días de la masacre en la Plaza de las Tres Culturas, en 1968, a una serie de intelectuales: Monsiváis, Villoro, Carballo, etcétera, como complotados contra el gobierno de Díaz Ordaz. Posteriormente se exiliaría, hasta regresar a México definitivamente en 1993, para morir en su país en 1998, al poco tiempo de la muerte de su ex esposo, Octavio Paz, con quien mantuvo en vida, tanto casada como separada, una relación conflictiva.
Ambos compartieron el lecho, pero terminaron siendo tratados de forma diferente en la plaza.
Sea cierto o no que actualmente México es un país polarizado, lo que sí es innegable es la división en el medio cultural entre dos bandos, uno en pro de Garro y otro en pro de Paz. Ambas partes buscan, más el arrojar escupitajos al contrario que el establecer la verdad acerca de dos escritores excepcionales.
Es muy discutible, por ejemplo, la pretensión de la biógrafa oficial de Garro, Patricia Rosas Lopategui, de convertir a toda costa a ésta en una mártir feminista, pobre víctima indefensa, durante su matrimonio y aún después del fin de éste, del abusivo y machista esposo Octavio Paz.
Aún reconociendo lo dedicado de un trabajo que consistió en desentrañar la escritura de Garro en hojas mojadas con orines de gato, Rosas Lopategui termina haciéndole flaco favor a la escritora al utilizar la vida, los fragmentos de diario de ésta, como material para demostrar una tesis previa.
Pero estas actitudes se corresponden, del otro lado, con, por ejemplo, la tramposa reseña que Domínguez hizo del libro de Xavier Rodríguez Ledesma, El pensamiento político de Octavio Paz, en la que obviaba las objeciones más serias que este autor hacía a Paz –por ejemplo: que éste confundía frecuentemente los conceptos de Estado y gobierno.
Además, para justificar el apoyo de Paz al fraude electoral en 1988, Domínguez cuenta, entre otras cosas, una anécdota suya con él, absolutamente anodina y de suyo inverificable, que cree reveladora (tuve algún trato, escaso, con Paz, pero jamás pretendería que mis anécdotas al respecto fueran prueba de autoridad para derivar conclusiones inimpugnables).
Así que seguramente buscar la verdad, tanto de Paz como de Garro, seguramente ofenderá, tarde o temprano, a uno y otro bando. Es el riesgo que siempre corre quien realmente es independiente. Lo único que establezco aquí es mi distancia de ambos bandos.
El demostrar, en este caso, que Alonso Lujambio, actual presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información pública (IFAI), fue enormemente irresponsable, así haya sido sin intención, al señalar a Garro como informante del gobierno de Díaz Ordaz, sin contar con pruebas realmente sólidas, será un servicio a la verdad. Si esto aprovecha a una de las partes en pugna, eso tendrá que ver con juegos de poder, a los que soy ajeno.

Escupiendo sobre la tumba de una muerta y encubriendo a un abuelo que no controla ni a sus nietos

El principal problema aquí es que Elena Garro ya no vive para defenderse, para reconocer o rechazar las supuestas pruebas que la presentan como espía.
En realidad la historia de Garro es la de una mujer que ha muerto tres veces: La primera fue su muerte civil, después de 1968; en 1998 murió físicamente; ahora en 2006 se mata su memoria.
Como se sabe, el editor de le pequeña editorial Verdehalago, Alfredo Herrera Patiño, solicitó al Archivo General de la Nación (AGN), en base a la Ley Federal de Transparencia, copia simple de “todos los documentos que versen sobre Elena Garro o Elena Garro de Paz recibidos del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, entre los años de 1962 a 1970”. Lo mismo solicitó respecto a Octavio Paz.
(El Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) es el órgano de la Secretaría de Gobernación encargada de las labores de inteligencia. Tiene como antecedente la Dirección Federal de Seguridad (DFS), cuyos archivos fueron enviados al AGN, en el contexto del "Acuerdo por el que se disponen diversas medidas para la procuración de justicia por delitos cometidos contra personas vinculadas con movimientos sociales y políticos del pasado", expedido por el presidente Vicente Fox el 27 de noviembre de 2001).
No era la primera vez que Herrera solicitaba información pública. Antes y después de la solicitud sobre Garro y Paz solicitó información acerca del Fondo de Cultura Económica, una dependencia que se reveló como muy reacia a practicar la transparencia. Por eso, el preguntarse si Herrera tenía intenciones “aviesas” al presentar su solicitud, como hicieron algunos, es un despropósito.
El AGN respondió a Herrera que le daría una “copia pública” de la información solicitada, ya que los expedientes contenían datos personales que no estaba autorizado a revelar. Herrera presentó entonces un recurso de revisión ante el IFAI, ya que no se le entregaba la información solicitada completa.
Conforme los procedimientos establecidos, se designó a Alonso Lujambio Irazábal –actualmente presidente de ese organismo- como Comisionado Ponente del recurso para los dos expedientes acumulados, de Garro y Paz.
Lujambio se puso de acuerdo con los funcionarios del AGN para revisar, in situ, “versiones públicas” de los documentos solicitados y lo que éstos habían autorizado que se entregara a Herrera. En base a esto presentó sus reflexiones, que fundamentaron la resolución del IFAI respecto al recurso presentado.
Esa resolución en realidad no difirió mucho de la resolución original del AGN, pues igual se acordó entregar “copias públicas” a Herrera, aunque no tan limitadas como se pretendía originalmente. Lo más importante fueron algunas reflexiones contenidas en los considerandos, en los que se reconocía, por ejemplo, que es un derecho de los mexicanos el conocer la verdad de lo que sucedió en el pasado.
La resolución del IFAI, con las consideraciones de Lujambio, se puede bajar de: www.ifai.org.mx/sesiones_publicas/doctos/2006/412.pdf. Por su parte, las “versiones públicas” de los expedientes de Garro y Paz, entregadas a Herrera, fueron digitalizadas por éste a formato pdf, y también puestas a consulta. Se pueden bajar directamente de: www.verdehalago.com/garro.pdf y www.verdehalago.com/paz.pdf.
En los considerandos de la resolución aparecieron las siguientes reflexiones de Lujambio, respecto a la documentación que revisó. Estas expresiones son las que dieron origen a la versión de que Elena Garro había sido espía del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz:
en ella se muestra con claridad la actuación de las autoridades en relación con los movimientos políticos y sociales del pasado. Esto es así puesto que, por ejemplo, de dichos documentos se desprende que Elena Garro era informante del Gobierno Federal, a la vez que el Gobierno Federal contaba con otros informantes que reportaban la actividad de los informantes, Elena Garro entre ellos. Es decir, en dichos documentos consta que una persona era espía del gobierno a la vez que era espiada por el propio gobierno, lo que constituye información cuya difusión contribuye, sin duda alguna, a transparentar la gestión de las autoridades en aquella época y favorece la rendición de cuentas a los ciudadanos.

La lectura de “Elena Garro ó Elena Garro de Paz. Versión pública”, como se llama el archivo pdf que componen varios documentos, por momentos se dificulta: algunas hojas son borrosas; algunas no se centraron correctamente al momento de la reproducción y el margen derecho aparece recortado, por lo que hay que suponer las letras o palabras que no aparecen; no todas tienen fecha. Hay que utilizar además el Rotate Clockwise del pdf para colocar las hojas correctamente para su lectura.
Se hace evidente también que hay omisiones que son responsabilidad del AGN y no de Herrera, pues en algunos casos no se han tachado sino borrado nombres, y se nota que se ha reproducido sólo parcialmente la hoja original.
Algo que llama poderosamente la atención es que, en las copias que aparecen de los informes del director de la DFS entonces, Fernando Gutiérrez Barrios -el llamado “hombre de leyenda” (negra) del espionaje de la dictadura perfecta-, varios de los cuales no están firmados pero sí cuentan con el sello de la DFS y el machote para su suscripción (son de esos documentos “para firma”, redactados pero todavía no firmados por el funcionario correspondiente), no aparece el nombre del destinatario. No se puede establecer entonces si éste era o no, aún si esto fuera lo más lógico, el entonces secretario de Gobernación.
Ese funcionario era Luis Echeverría Álvarez. Y hay que recordar que Echeverría Álvarez sigue vivo.
Respondiendo a Carlos Salinas de Gortari, quien lo acusó de tratar de influir en el proceso de sucesión priista posterior al asesinato de Luis Donaldo Colosio, le dijo que él no controlaba “ni a sus nietos”,
Si hemos de creer en la versión oficial que entrega el AGN, Echeverría, siendo secretario de Gobernación de Díaz Ordaz, tampoco controlaba al director de la Federal de Seguridad (quien, de forma muy conveniente, ya está muerto); y nunca fue informado por él de nada.

Unas pruebas que prueban lo contrario de lo afirmado por el IFAI

¿Elena Garro era espía, sí o no? Tengo que repetir que el muy amable Alonso Lujambio (lo conozco superficialmente), cometió un error y una ligereza grave, incurriendo en una irresponsabilidad enorme al afirmar lo que afirmó.
Para empezar no hay, entre los documentos que conforman esta versión pública al menos, un documento en el que la escritora aparezca rindiendo ella un informe, un reporte, y que esté firmado por ella.
En todo el expediente sólo son tres los documentos que alguien podría considerar “incriminatorios”: una entrevista a Garro realizada por un capitán de la DFS, del 4 de marzo de 1964, y dos presuntos “informes” de Garro, de fechas 28 de agosto y 25 de octubre de 1968, a alguien que no se identifica y quien, a su vez, hace del conocimiento de otro alguien, (quien tampoco es identificado, pero que en un caso se podría sobrentender que se trataba de Gutiérrez Barrios), de lo que la escritora supuestamente le habría dicho.
Son en realidad estos dos últimos “documentos”, los supuestos informes de Garro, los únicos que fundamentarían la acusación en su contra de ser espía.
Pero resulta que ambos “informes” no están en papel membretado de la Secretaría de Gobernación ni tienen sello de la DFS. Como ya se dijo, tampoco identifican en realidad quién informa ni quién es informado. La verdad es que no son documentos oficiales, sino un par de simples papeles anónimos en los que alguien desconocido pone lo que una persona que sí es conocida supuestamente le dijo.
Quienes afirman, con tanta certeza como parece tener Domínguez, que Elena Garro era informante del gobierno de Díaz Ordaz, lo hacen sin saber que están dándole a un par de papeles anónimos, que ni siquiera están firmados por ella, la categoría de pruebas concluyentes e irrefutables al respecto. ¿Cuántas veces habrá que repetirlo hasta que caigan en cuenta de que, sosteniendo eso, sólo logran parecer estúpidos, ridículos y de mala fe, todo al mismo tiempo?
Si esos papeles tienen algún carácter “oficial”, sólo lo tienen porque estaban en los archivos de la DFS que se trasladaron al AGN, nada más.
Más adelante se profundizará sobre el carácter anónimo de estos “informes”.
Como ya se dijo, lo que el archivo sí confirma es que Garro era vigilada en sus actividades junto a Carlos Madrazo, el político que fuera presidente del PRI, partido del cual saldría, enemistado con el presidente Gustavo Díaz Ordaz. Madrazo moriría meses después, en un misterioso accidente de aviación, que por décadas se ha especulado si fue provocado.
Estas pruebas de la investigación de la DFS sobre la relación política entre Garro y Madrazo consisten, a diferencia de los papeles anónimos conteniendo los supuestos “informes” de Garro, en información de fuentes verificables como recortes de periódico de un artículo de Garro sobre Madrazo, una entrevista de Garro a Madrazo, un desplegado en el que Garro apoya a Madrazo, y el programa de una serie de conferencias en que ambos participan.
Las “pruebas” de la supuesta labor de espionaje de la escritora se transcriben íntegras. Se llenaron, a criterio propio, los huecos, producto del mal centrado de Herrera durante la reproducción a archivo digital pdf, utilizando los símbolos []. También se señalan así las partes tachadas. En las tres transcripciones se respetan la redacción y ortografía originales.
A continuación, la primera “prueba”, que es la única no anónima:

ASUNTO: Se informa sobre la i[nves]tigación de la Sra. E[lena] Garro de Paz.

México D.F. 4 de marzo de 1964
C. DIRECTOR FEDERAL DE SEGURIDAD
PRESENTE
Me permito informar a esa Superioridad, el resultado de [la] investigación de la Sra. ELENA GARRO DE PAZ, ordenada al su[scrito]; acatando instrucciones de la Oficina de Control de la D[FS] me transladé al domicilio ubicado en la [tachado] de esta ciudad para entrevistar a [la se]ñora ELENA GARRO DE PAZ, y enterarme si efectivamente tiene [inje]rencia con relación a un grupo de campisinos de Ahuatepec M[orelos].

ENTREVISTA
1.- Efectivamente vive en un apartamiento [tachado] con teléfono 40-20-57.
2.- Es hija del señor JOSE A. GARRO. y de ESPERANZA M. DE [GARRO] (mexicana) nacida en Chihuahua y creada en Guerrero.
3.- Efectivamente ayuda a los campesinos de Ahuatepec Mor. [por] su propia voluntad en combinación con la C.N.C. al cua[l a]siste dos veces por semana a dicha institución.
4.- Dice tener buena amistad con el “misnistro” de la C.N.C. [y que] juntos fueron a resolver el caso del pueblo mencionado
5.- en esta entrevista, mostró dos ramos de flores que dic[e le] fueron obsequiados por el LIC. ADOLFO LOPEZ MATEOS Pre[siden]te de la Rep-ública y LIC. HUMBERTO ROMERO Secretario P[arti]cular del Presidente.
6.- Que conserva muy buena amistad con varios ministros de[l ac]tual Gobierno (sin mencionar nombres).
7.- Manifestó no simpatizar con la doctrina comunista y ex[presó] antipatía hacia la CCI.
RESPETUOSAMENTE
CAPITAN RAUL RODRIGUEZ CARREON


Lo que se entiende de la lectura de este documento público, que lo es porque está firmado por quien se identifica como funcionario de la DFS y porque deja claro quién informa y quién es informado, es que Rodríguez Carreón fue comisionado para investigar la relación de Garro con el grupo de campesinos y fue a entrevistarla. No que ella fuera espía, y Rodríguez Carreón fuera su superior o contacto y hubiera ido a recibir su reporte.
En ningún momento la autora de Los recuerdos del porvenir aparece delatando a alguien, ni actúa como subordinada del agente de la DFS. Se limita, como miembro de la élite intelectual y periodística mexicana de entonces, a mostrar a la DFS que, en su actividad apoyando a los campesinos, no tiene nada que ocultar. Hasta se permite un guiño de influyentismo, para dejar claro que en su actividad nada hay de subversivo, al mencionar las flores regaladas por quien era el sinónimo de Dios, en el sistema político mexicano de entonces: el Señor Presidente (en turno).
Hay que notar que en ese momento el presidente era Adolfo López Mateos, y su secretario particular, al que Garro menciona, era Humberto Romero. Esto es importante porque Romero sería señalado por el gobierno siguiente, el de Díaz Ordaz, junto con Carlos Madrazo y otros, de estar detrás del Movimiento del 68. Lo que en 1964 pudo ser una referencia protectora, en 1968 se había convertido en un estigma.
¿Era normal recibir a un agente de la DFS en la propia casa y aceptar darle una entrevista? No lo sé, pero en el propio expediente aparece un informe señalando que el líder agrario César del Ángel había solicitado la intervención del director de la DFS, “a fin de que se le otorgaran garantías para comparecer ante las autoridades del Estado de Guerrero”. La DFS, por lo visto, era una realidad con la que tenían que tratar todos los actores políticos de ese tiempo, no sólo Elena Garro.

Las “acusaciones” desde el anonimato

Como ya se dijo, las “pruebas” del espionaje de Elena Garro consisten en dos papeles anónimos, en los que un mismo agente de la DFS o dos agentes distintos que no es/son identificado(s) supuestamente recoge(n) dos informes de ella delatando a varias personas.
Antes de proseguir hay que insistir y dejar bien establecido que no se trata de documentos públicos ni demuestran otra cosa más que el interés de la DFS en Garro.
El estudioso mexicano del Derecho, Eduardo Pallares, señala una serie de “Principios que rigen la Prueba Documental” , los cuales fueron ignorados por el IFAI antes de su crédula afirmación de que Garro era “informante”, basándose en unos papeles anónimos.
A continuación, los principios aplicables. Como no se mencionan todos, la numeración, que es la de Pallares, no es consecutiva:
4.- En el documento debe constar quién es el autor, haciéndolo valer con su huella digital, nombre y/o firma, también si se presentara el caso de existir testigos y notarios también deberán firmarlo.
6.- Los elementos necesarios del contenido de la suscripción son el nombre con apellido del autor del documento; quien deberá hacerlo, si lo sabe hacer.
8.- También resulta importante destacar que cuando un documento público no reúne los requisitos de validez éste tendrá la eficacia de un documento privado.
10.- Uno de los principios del documento es que debe estar suscrito para hacer fe en contra de su autor (…).

Un clásico, el jurista inglés Jeremías Bentham, en su Tratado de las Pruebas Penales correctamente afirma que si llegara a aceptarse la prueba anónima como prueba definitiva de algo “no habría seguridad para los inocentes y sólo la habría para los calumniadores que quisieran perderlos.” Bentham no rechaza en forma absoluta la prueba anónima, pero indica que debe manejarse con mucho cuidado y servir sólo como indicio para lograr una prueba legal.
La única forma de salir de dudas acerca de la autenticidad de estos papeles, según otro autor, Rafael Pérez Palma , sería la solución que ofrece el artículo 252 del Código de Procedimientos Penales del Distrito Federal:

ART. 252. Los documentos privados, comprobables por testigos, se consideraran prueba testimonial.

Es decir, el por ahora anónimo agente de la DFS (probablemente todavía vivo), que supuestamente recogió entonces el informe de Garro, podría reconocer como suyo el papel, y confirmar entonces su autenticidad.

Si el documento privado proveniente de tercero fuere reconocido o ratificado en autos por su autor, el dicho de éste y el contenido del documento surtirá los mismos efectos de una testimonial y su valor probatorio se determinará con arreglo a lo dispuesto en el artículo 255.

Que Garro pueda haber sido informante de la DFS no es imposible, pero los papeles en los que el IFAI se basó para afirmarlo como un hecho, tal como están, no pueden sustentarlo. Se podrían citar más y más autores, para dejar eso bien claro.
Una vez hecha la aclaración pasemos a revisar estos papeles anónimos. Veamos el primero:

México D.F. 28 agosto de 1968.
EL DIA DE HOY LA SEÑORA ELENA GARRO informó lo siguiente:
Que el movimiento estudiantil es dirigido por agentes soviéticos e intelectuales del Gobierno con la finalidad de derrocar al Lic GUSTAVO DIAZ ORDAZ.

Los agentes soviéticos son los siguientes:
MAX AUB judío-austriaco de nacionalidad española con domicilio en Calles de Euclides y con teléfono 457096
LUIS GUILLERMO PIAZZA de nacionalidad argentina e intelectual de la revista SIEMPRE.[tachado]
PORFILA REYNA Argentina, Agente de Castro y patrocinadora de intelectuales de extrema izquierda, Directora de la Editori[al] SIGLO XXI
INTELECTUALES:
EMANUEL CARBALLO, LUIS VILLORO, (quien dicen que propor-ciona dinero a ENRIQUE ESCUDERO (estudiante) con fines de agitación
EUGENIA MARTINEZ NAVARRETE, Directora de la Facultad de Economía y Consejera de la Presidencia.
RICARDO GUERRA Prof de la UNAM esposo de ROSARIO CASTILLA. Se dice que RICARDO recibe dinero directamente de la Embajada Rusa.

Que con referencia a las personas que le han ofrecido dinero para sumarse al movimiento no dirá los nombres hasta que el Gobierno castigue a los dirigentes de dicho movimiento, y no como lo hace efectuando represiones con gente sin importancia dicho movimiento. Igualmente expresó que tres Generales están incluidos con el mismo fin.

Suplica al Sr. Director intervenga en caso de que Alvaro RIOS quien tiene el apoyo de mas de 40, 000 campesinos en Durango asi como mucha simpatía en el Estado de Chihuahua, el cual es utilizado como bandera por dirigentes izquierdistas. Que tiene conocimiento además que en el Estado de Chihuahua formarán 300 polígonos los cuales estarán formados de seis a diez gentes considerados como cuadros guerrilleros, por lo que aconseja no descuidar esta región del Norte del País.

Así mismo expresó que era el momento para dialogar con los estudiantes, los cuales se encuentran desconcertados y que si el Sr. Director quiere, ella lo pondrá en contacto con tres líderes estudiantiles.
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Suponiendo sin conceder que lo contenido en este papel anónimo fuera cierto, ésta sería, en rigor, la única prueba verdadera de la actividad consciente y asumida de Garro como espía y delatora. Porque en ese momento no se había producido todavía la masacre en la Plaza de las Tres Culturas.
El papel que sigue, fechado como del 25 de octubre de 1968, también suponiendo sin conceder que fuera cierto como transcripción de una delación de Garro, podría explicarse, en un momento dado, como una reacción de pánico ante la matanza represora de un movimiento del cual fue señalada entonces como parte de los cabecillas. No sería disculpa ni justificación de ella en ese supuesto, pero sí una acotación necesaria para todos aquellos tan prestos a tirar la primera piedra, como Christopher Domínguez, pero cuyo valor ante una situación así nunca ha sido probado.
Pero volviendo a este papel anónimo del 28 de agosto, llama la atención que, según aparece en éste, una escritora y periodista muy bien relacionada no habría sabido los nombres y apellidos correctos de personas que por lo menos habría tratado superficialmente: Ifigenia (“Eugenia”) Martínez Navarrete y Rosario Castellanos (“Castilla”).
Si le creemos a este papel, también resulta que Garro no era simplemente una espía sino prácticamente la consejera del “director” (presuntamente Gutiérrez Barrios) y principal responsable de la matanza por ser su instigadora: pues le aconseja al “director” que no descuide el norte del país, en donde hay focos guerrilleros; reclama que sólo se haya reprimido a gente secundaria del movimiento estudiantil; se ofrece como intermediaria con los estudiantes, y para eso le acercará a Gutiérrez Barrios a tres líderes estudiantiles.
Al respecto, como se sabe, hubo un contacto entre Elena Garro y el entonces líder estudiantil Sócrates Campos Lemus. Éste afirmó que Garro propuso que Carlos Madrazo manejara el movimiento y él la rechazó, indignado. La versión de Garro sostuvo que fue justamente lo contrario. Lo cierto es que Campos Lemus terminaría siendo quien denunciara públicamente a Garro como una de las cabecillas de ese mismo movimiento al que él tan dignamente defendiera de la intromisión de ella.
Ya se ha mencionado que Garro denunció en la prensa nacional a un numeroso grupo de intelectuales. Pero ella y su hija han sostenido que jamás hubo tal delación, sino que, al día siguiente de una rueda de prensa para responder a las acusaciones de Campos Lemus, los periódicos publicaron declaraciones que no había hecho. Sólo se apunta esta versión de Garro, que convendría investigar.
Veamos el segundo papel anónimo:


México, D.F., a 25 octubre de 1968
El día de hoy, la Señora ELENA GARRO informó lo siguiente:
Que el Dr. BERNARDO CASTRO VILLAGRAMA y AGUSTIN HERNANDEZ NAVARRO, este último con domicilio en Brisas 225, y hermano de AMALIA HERNANDEZ NAVARRO (Del Ballet Folklórico) y con domicilio en Pascal # 408-1 Colonia Polanco, son dirigentes intelectuales del movimiento estudiantil y que es muy posible que HEBERTO CASTILLO MARTINEZ se encuentre escondido en la casa de AMALIA, ya que estos formaban parte del Movimiento de Liberación Nacional, siendo HEBERTO CASTILLO el organizador de los Comandos Estudiantiles y teniendo en los mismos grupos a RAUL PALACIOS, mismo que se encuentra actualmente en Coatzacoalcos, Veracruz, al igual que CESAR MAYO JIMENEZ quien tiene como domicilio el Departamento del 103 de la calle Pedro Moreno en la Colonia Guerrero, a quien sugiere se detenga, ya que con este se puede dar con el paradero de HEBERTO CASTILLO MARTINEZ y todos los dirigentes de los Comandos formados por el Primero, así como de un deposito grande de armas que existe en la Ciudad de Guadalajara, Jalisco.

Que SALOMON LAITER, con domicilio en [tachado], y con teléfono 454597 está incrustado como espía en el grupo alemanista, y es quien ha dirigido los grupos de choque desde un carro blanco, esta persona es [tachado] y ha dicho que el director Federal de Seguridad será asesinado y los agentes serán arrojados por las ventanas como en Bogotá Colombia.
Que esta persona abandonará el país el día 27 de los corrientes

Igualmente se expresó de CESAR BEJAR que tiene como domicilio [tachado] con teléfono 235977 y que sabe que este saldrá a Panamá a agitar. Que ambos reciben dinero de la Embajada de la URSS ya que se consideran como Agentes, por lo que urge su detención.

Que si para el domingo no se ha hecho nada sobre el particular, [tachado] y posteriormente ella también se dará un tiro, por lo que ya tiene preparadas sus cartas con sus memorias y su última voluntad. Que esto lo hace porque sabe que a todos los que ha delatado no vacilarán en darle muerte.
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El 25 de octubre de 1968 cayó en día viernes, por lo que esta supuesta declaración de Garro, al referirse al “domingo” se refería al domingo 27 de octubre de 1968. Prácticamente aparece aquí anunciando que va a matarse dos días después, si no detienen a todos los que delata. Por lo que, si hubiera aparecido muerta entonces, eso hubiera sido responsabilidad de ella misma o, mejor aún, de aquellos que había delatado y que eran unos subversivos.
Por pura casualidad, eso hubiera sido muy conveniente para el gobierno de Díaz Ordaz: “Intelectual conspiradora asesinada por cómplices denunciados”.

La Verdad Sospechosa

Los únicos argumentos razonables para sostener que estos papeles anónimos probarían una labor de espionaje de Elena Garro serían los siguientes:
A).- Estos papeles fueron redactados, aún si no estamos seguros de la intención, por personal de la DFS, pues se encontraron en los archivos de la misma;
B).- Como nadie podía prever, hace tantos años, que alguna vez caería el PRI y habría transparencia gubernamental, no podrían haber sido “sembrados” para desprestigiar a Garro. Más aún si no eran de circulación ni conocimiento público;
C).- Otros informes que aparecen en los expedientes también son anónimos.

Se puede responder a estos argumentos con los siguientes:
A).- Que los papeles anónimos fueron redactados por personal de la DFS parece evidente por sus características, incluida la redacción atroz, pero eso no prueba que Elena Garro haya realmente presentado esos “informes”.
Ahora bien, la participación política de Garro era muchísimo más importante en el grupo madracista que en el movimiento estudiantil. Era ya una mujer adulta, que no había proseguido y concluido sus estudios universitarios, por lo que no era ni alumna ni maestra en la Universidad, y su participación entonces estaba muy limitada ahí, a pesar de ser parte de la élite intelectual.
En cambio era amiga personal de Madrazo, periodista que difundía las ideas de éste, y había una identificación generacional entre ellos. Lo lógico, si hubiera sido espía, es que espiara dentro del grupo madracista, y no a un movimiento del que no era, no podía ser, figura principal tanto por edad como por carecer de la condición de estudiante o académica de la UNAM.
Es el contacto entre Garro y Campos Lemus el que establece el nexo entre Madrazo y el movimiento universitario –presentando a Madrazo como un manipulador de los estudiantes contra el gobierno, de cara a la sucesión presidencial, y a Garro como de las cabecillas del movimiento y luego su delatora- y es ahí que termina siendo figura principal.
¿Por qué no podría habérsele puesto una trampa? ¿Por qué no podrían haberse distorsionado los informes de inteligencia, a fin de justificar la represión de un movimiento encaminado a “derrocar” a Díaz Ordaz, utilizando a Garro como chivo expiatorio por su cercanía con Carlos Madrazo? ¿Por qué no podrían haberse creado ex profeso sus “informes”, para, como de hecho ha sucedido ahora, sacarlos a la luz pública si volvía a levantar cabeza y podría volver a tener credibilidad?
Si estas reflexiones fueran minimizadas como teoría conspiratoria, me atrevo a afirmar que son presunciones con una lógica más sólida que la de aquellos que condenan a alguien con base en considerar como prueba definitiva de culpabilidad a un papel anónimo.
B).- Además de lo ya expuesto en el punto anterior, hay que tomar en cuenta que los dos expedientes, el de Garro y el de Paz, son resultado de un “peinado” de los archivos, según informó el AGN al IFAI. Alonso Lujambio incluso reconoció eso como un problema logístico.

el acervo en donde se encuentra la información solicitada está ordenado por eventos o sucesos y no por personas, por lo que para encontrar el conjunto documental de una persona, es necesario hacer un “peinado” del conjunto de las tarjetas catalográficas de aproximadamente 4.5 millones de tarjetas.
Es seguro entonces que lo contenido en esos expedientes sólo sea una pequeñísima parte de lo que guarda el AGN. Lujambio no parece haber tomado este hecho en cuenta siquiera: la posibilidad de que exista más información, que, si lo mismo puede confirmar su impresión de Garro como informante, también puede desvirtuarla.
Y por cierto, la Elena Garro que aparece en su expediente, aparte de sus supuestos “informes” anónimos, resulta ser una mujer que apoya a los campesinos, hasta el punto de arreglar con una señora el que se les alimente sin costo a los que vengan a la Capital, a arreglar sus asuntos.
C).- Cierto. Pero eso es lo raro en el caso de Garro. Pues ese anonimato se extiende a los informantes. Por ejemplo, en el expediente de Garro hay un documento, con sello del Departamento del Distrito Federal y titulado “Información”, en el que sólo se identifica al “informante de la Preparatoria No. 8”.
Garro aparece, en cambio, como la única informante identificada con nombre y apellido, ni siquiera con una clave. Tal pareciera que se quiere que se sepa que es espía. Recuerda el caso actual de Valerie Plame, la agente de la CIA cuya identidad como tal fue revelada, al parecer por una venganza del entorno de George W. Bush en contra de su esposo, que había criticado al presidente.
Lo que se puede concluir, por razones de espacio, y en base a lo que ya se he mostrado, es que Alonso Lujambio Irazábal, actual presidente del IFAI, debe presentar una disculpa pública, por las irresponsables declaraciones que hizo, las que, en el estado actual de los expedientes, fueron afirmaciones sin el debido sustento, que dañaron la memoria de Elena Garro, con lo polémica que ésta sea. De otra forma, el daño será a la imagen del IFAI y de Lujambio.

2 comentarios:

  1. buske algo sobre el tejon, ex maldito, y esto fue d lo poko ke sale sobre el tu siendo excritor, deberias aventarte un articulo sobre la casi mitad de maldita ke dejaron o los dejaron fuera de la banda. Es increible extranar a presonas ke algun dia uno vio tocar en cierta banda y nunca supo mas de ellos, por ejemplo ke fue del tiki y harem?....komo es la vida...

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  2. Una disculpa por responderte después de tanto tiempo. Aunque también creo que debiste poner tu comentario en otra entrada.

    Mira, a mí no me interesa escribir la historia de ese grupo de rock.
    Lo que puedo decir es que, desde mi punto de vista, ese grupo se quedó en determinada etapa, ya no evolucionó y eso lo ha llevado a la petrificación actual, tocando, desde hace por lo menos 10 años, las mismas canciones de la misma manera.

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